NO ME QUITES LAS DUDAS
Renueva mi alegría.
Viviendo tu paz nueva,
cada día.
Rompe mis fronteras.
Haz mis sandalias ligeras,
sin equipaje.
No me quites las dudas.
Pues sólo confiando
llego donde Tú estás.
Dame, Jesús, la vida,
pues no hay otro tesoro sino Tú.
Haz de carne el corazón que quiero
vivir por siempre aferrado a tu llamada.
Mis ojos fijos en ti, quiero tener.
De tu Palabra, quiero beber.
No me quites las dudas.
Pues sólo confiando
llego donde Tú estás.
Cuántas veces en nuestro diario vivir nos desilusionamos, flojeamos en la fe, y dejamos un tiempo al Señor… ¿te has preguntado por qué dudas del Señor? ¿qué cosas hacen que tu corazón se tambalee?
Nos molesta dudar, nos da tristeza, pero si nos paramos a pensar fríamente nos damos cuenta que sólo dudando tenemos la posibilidad de creer, pues sólo confiando llegamos donde está el Señor.
Esto de las dudas en la fe no es nada nuevo, fíjate que también le pasó a los discípulos de Jesús:
“Al oir sus palabras, muchos de los que seguían a Jesús dijeron: –Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso? Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó: –¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen. Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió: –Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos: –¿También vosotros queréis iros? Simón Pedro le contestó: –Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.” (Jn 6,60-68)
La clave para sostener nuestra fe está en tener los ojos fijos en Jesús, pues tantas otras cosas nos hacen mirar para otros lados…
Otra clave es escuchar su Palabra, su Evangelio, que es buena noticia para todos aquellos que quieran creer.
Ponte delante del Señor, y afronta su pregunta ¿también tú quieres irte? ¿qué le respondes? (entra en diálogo con Él)
(Si quieres enviar algún comentario o compartir aquello que haya surgido en tu interior, no lo dudes, puedes escribirnos a nuestro contacto)